Lo cierto es que estamos en junio, vuelta extraña donde las haya, pero ¿qué no ha sido algo extraño en los últimos meses?
Bien, mamás, papás, profes y demás personal que se enfrenta al toro de contar a los niños cómo es esto de volver al cole, después de tantos meses de no salir de casa por miedo al “bichito”. Voy a seguir libremente las instrucciones generales del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, que a su vez se adhiere a la guía psicológica de la British Psychological Society (https://www.bps.org.uk/news-and-policy/bps-launches-new-behaviour-change-guidance-help-reduce-spread-covid-19) (BPS), adaptándolo al registro de nuestros menores. Recordemos que una de las reglas más importantes es buscar información fiable de fuente solvente.
Lo primero es enfatizar el “nosotros”, la acción colectiva, el cuidarnos unos a otros, por encima del cuidado individual. Podemos contar a los niños cómo al principio de la pandemia todo era un poco confuso, era una situación nueva para la que no estábamos preparados, y eso siempre genera incertidumbre, que en muchas ocasiones lleva al miedo. No sabíamos exactamente cómo funcionaba el virus, ni el daño que podía hacer, en qué circunstancias… En esa tesitura las personas que toman decisiones por nosotros optaron por el confinamiento como prevención que ofrecía más garantías. Ya han pasado varios meses y hay muchos científicos y profesionales investigando el COVID-19 y sus consecuencias desde muchas perspectivas: inmunología, epidemiología, informática, matemáticas, biología, antropología, economía, ética, estrategia, geopolítica, comunicación, sociología, filosofía, enfermería, arte, deportes, psicología… Nuestro conocimiento sobre la pandemia es mayor, y como sociedad podemos tomar decisiones más afinadas.
La guía recomienda enfocarse más en la preocupación que en el miedo; y en mi opinión más en la ocupación que en la preocupación. Buscamos adherencia a los comportamientos protectores, no generar ansiedad, por lo que el estilo comunicativo del adulto será trascendental; los niños percibirán la verdad de su lenguaje corporal más allá de sus palabras. Si el adulto interioriza la responsabilidad de seguir las instrucciones diferenciándolo de tener miedo o angustia, eso es lo que transmitirá. En cualquier caso, el objetivo es evitar caer en esa explosión insensata de optimismo que lleva a proceder como si no hubiera pasado nada; ni tanto ni tan calvo.
Hay que explicarles bien cada uno de los procedimientos preventivos insistiendo en que tienen medios y razones para seguirlo, aprovechando el refuerzo positivo más que el castigo o sanción (qué os voy a contar sobre eso, maestros del mundo…). Como recordatorio, unas pinceladas de la Guía publicada por la Organización Mundial de la Salud junto con Cruz Roja (https://www.who.int/es/news-room/detail/10-03-2020-covid-19-ifrc-unicef-and-who-issue-guidance-to-protect-children-and-support-safe-school-operations) para profesionales de la enseñanza, padres y alumnos. Harto sabidas, cierto, pero no por ello menos importantes: la higiene de manos, de instalaciones, ventilación, distancia física, toma de temperatura, medidas a adoptar cuando aparecen síntomas, cuarentenas, etc. Cada centro educativo, en función de la normativa local y el margen de actuación de los responsables, adaptará las medidas necesarias y oportunas para su centro y procede seguir las instrucciones de nuestros mayores en cada caso.
También podemos aprovechar para empezar a usar el término “distancia física” en vez de “distancia social”, que procuramos en realidad evitar, tal como pide la Organización Mundial de la Salud (OMS). No buscamos estar socialmente distantes, de hecho debemos estar socialmente cerca para paliar el dolor de la distancia física, los besos y abrazos son importantes, aunque temporalmente debamos renunciar a ellos. Ahora no-besamos por amor, y ya volveremos a besar por el mismo motivo.
(Artículo publicado en el El cierre digital el 15/06/20 https://elcierredigital.com/salud-y-bienestar/590396167/guia-practica-vuelta-cole-tras-coronavirus.html)
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