Loreto Barrios
Herramienta "ENSÉÑAME"
Esta herramienta de coaching es una manera sencilla y divertida de cambiar una conducta; elegimos una que nos dificulte la vida y nos imaginamos frente a una audiencia de personas ansiosas por aprender a hacer eso que quisiéramos erradicar de nuestra vida. Les hacemos una presentación por medio de preguntas. Yo lo hice en voz alta y os presento la transcripción.
1. Elección de conducta
Ingesta sin hambre, casi siempre nocturna.
2. Preguntas
- ¿Qué es lo que os voy a enseñar? Breve descripción.
Voy a enseñaros a todos a comer compulsivamente y poneros gordos aunque no tengáis ganas de comer. Haréis algo que sabéis que os sienta mal, no tenéis en realidad ganas de hacerlo, pero lo hacéis, aun así, aunque en ese momento sois conscientes de que es algo que no os viene bien, y después no os gusta el resultado. Pero todos tenéis muchas ganas de tener esta conducta, así que os voy a enseñar cómo hacerlo.

- ¿Cuándo vais a poner en práctica esta conducta? ¿Qué clave la pone en funcionamiento?
Lo vamos a hacer sobre todo por las noches, cuando llega el momento del descanso, te relajas en el sofá y en vez de dejarte estar relajado y a gusto, te levantas y buscas alimentos que ingerir. No porque tengas hambre o una necesidad específica, sino porque quieres comer. Quieres comer, sencillamente. La clave es situacional y temporal, la noche, el momento de relax y de descanso. También sucede, aunque con menos frecuencia, al llegar de la compra con una serie de cosas que no son especialmente sanas pero sí suculentas, caprichos, y entonces ahora me los doy y me los como.
- ¿Cómo sé cuándo empezar?
Empiezo cuando estoy tranquila y relajada, descansando. Me levanto a coger comida. Interrumpo mi descanso para levantarme a coger comida. En vez de seguir descansando y relajados, tenéis que tomaros la molestia de levantaros todos e ir a la cocina a coger alimentos.
- ¿Cuál es el cúmulo de circunstancias que tienen que estar presentes?
Aparte de hora, momento y lugar se ve muy favorecida por una sensación de cansancio o frustración, es cuando más adopto estas actitudes.
- ¿Con quién vamos a usar esta conducta?
Con nosotros mismos. Es una conducta autocomplaciente o “autocastigante”.
- ¿Es discriminatorio respecto a la gente con quien la hago?
No, es autorreferencial o autorreferente.
- ¿Se aplica a clases sociales, personas particulares o una sola persona?
A mí, básicamente, y a cómo me percibo luego yo a mí misma, cómo siento que me perciben los demás.
- ¿Qué califica a una persona para que sea su receptor?
Tengo que ser yo. Trato de utilizar el tener al día siguiente una reunión o evento especial para no ejecutarla, pero en esos momentos no me sirve de estímulo suficiente la presión social.
- ¿Qué descalifica a una persona para no recibirla?
No ser yo.
- ¿Qué conseguiremos cuando pongamos en práctica la conducta?
Cuando consigáis comer sin ganas, lo que obtenéis es una especie de anestesia emocional. En ese momento se produce una disociación y ya no vais a estar pensando en vosotros mismos ni en algo vuestro, sino que estás en otro estar, en otro mundo, en otra situación, abandonas el momento, tu conciencia se va a otro y de repente te lo has comido todo. En realidad no estás disfrutando de esa comida, te has disociado de ese momento.
- ¿Qué conseguiremos de valor positivo? Debe haber algo, si no ¿por qué la hacemos?
Conseguiremos un momento de evasión, es lo que se busca en ese momento, es una clave que activa la evasión mental. De alguna manera desapareces de ese momento. No sé a dónde vas, en realidad, porque no vas a un sitio concreto, sencillamente cuando vuelves te das cuenta de que te has comido todo eso y no sabes ni cómo ni cuándo. Ni siquiera lo has disfrutado ni te has deleitado con ello. No sabes qué ha sucedido, te has ido, has vuelto y estás más gorda.
- ¿Es posible que esta conducta consiguiera algo útil hace mucho tiempo, en la niñez?
Sí, hay un momento de la infancia en que todos reían cuando yo comía mucho, anárquicamente; recuerdo haberlo hecho sin ganas, y sentirme a gusto con la aprobación de la familia.
- ¿Cuál es el coste de esta conducta? ¿Qué perderéis o arriesgaréis a perder cuando aprendáis a hacerla?
El coste es sentiros mal de forma permanente; el michelín molesta, no te sientes bien con tu aspecto, no te sienta bien la ropa y te avergüenzas de tu imagen en las fotos. Te vas a sentir constantemente mal por hacer algo que en realidad no quieres hacer. Se produce un beneficio disipado, la mayor parte del tiempo os vais a sentir mal por esto. Puede que en algún momento os sintáis bien, pero al haberte evadido de él ni siquiera lo sientes bien, casi en su totalidad consiste en sentirse mal.
- ¿Con qué frecuencia podemos esperar tener éxito haciéndola?
Siempre, cada vez que quieras comer y comas, es una conducta muy fácil de hacer.

- ¿Qué es lo más probable que piensen los demás cuando nos comportemos así?
Que somos débiles, que no tenemos voluntad, que no tenemos control sobre nosotros mismos, que mira la gorda.
- ¿Necesitamos alguna creencia especial respecto a los demás o a nosotros mismos para comportarnos así?
Hay una asociación, estoy aquí sola, conmigo misma en mi descanso, y en ese momento esa sensación me resulta insoportable y prefiero la evasión. Entonces me evado comiendo y cuando vuelvo paso a otra cosa, tengo la tripa anestesiada y las emociones también, probablemente tiene algo que ver con el segundo cerebro, ese que está en los intestinos. Ese momento de evasión me permite quitarme de un momento que me resulta incómodo conmigo misma, con mi descanso.
- ¿Cómo sabremos cuándo dejar de hacerlo?
En algún momento puede que sea capaz de afrontar la sensación de disfrutar en tiempo real, en presente, esa sensación mía; abrazarla, aunque sea dolorosa o solitaria, y quedarme con ella un rato sin necesidad de evadirme, y anticipar el placer de estar al día siguiente más estilizada y sana. Cuando abrace esa sensación podré dejar de acometer la conducta disruptiva.
- ¿Cómo podríamos hacer saber a los otros cuándo vamos a dejar de hacerlo?
Comunicándolo. Puedo levantarme y anunciar: “Ahora mismo haría esto, y sin embrago voy a hacer esto otro”. Puedo hacer patente ese momento, que es furtivo, clandestino, y quizá al ponerlo en evidencia haciéndolo público destaca lo ridículo que resulta.
- ¿Cómo será la vida cuando ya no lo hagamos? (Visualizar sensitivamente ese futuro).
Estaré deleitándome al anticipar mi tripa más delgada al día siguiente, la ropa que me sienta mejor, los beneficios de la autofagia (efecto del ayuno) sobre mi salud, puedo recrearme con las sensaciones de sentirme bien, sana, cómo mi cuerpo se reconstruye y elimina desechos, es una sensación muy “disfrutosa”. Si soy capaz de conectar con ese disfrute en vez de evadirme, esa vida me hará sentirme bien el 99% de las veces; me sentiré mal solo el 1% de las veces que me enfrente al apetito de tomarme algo. En ese momento conecto y recuerdo que esto me hace sentir bien solo un instante y el resto del tiempo me siento mal, pero si conecto con la sensación y permanezco con ella en vez de evadirme, el 99% de mi tiempo me sentiré bien.
3. ¿Con qué vamos a reemplazar la vieja conducta?
Con una conciencia plena de la sensación, evitando evadirme, esperando unos momentos a que pase mientras me concentro en visualizar lo bien que me siento estilizada.
