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  • Foto del escritorLoreto Barrios

Marruecos (IV/V)



Después del baño llegamos en 4x4 a los camellos, para un recorrido a través de las dunas al atardecer. En realidad eran dromedarios, con una sola giba o joroba, en la que acumulan no agua, sino un depósito de grasa que les ayuda a resistir sin alimento y bebida mucho tiempo. El mío era bien guapo, de color blanco, de nombre autóctono, aunque el de una compañera se llamaba Bob Marley. Buen tipo ese Hassan, nuestro guía.








Las dunas tienen una geometría fascinante, como las olas del mar, siempre iguales y siempre diferentes. Se desplazan por la acción del viento, que mueve los granos de arena uso sobre otros, resultando un movimiento aparente que es mayor cuanto más pequeña es la duna, y puede ser de unos 6 m al año o bastante más si hay mucho viento. Las pequeñas se van fusionando con otras mayores, y escindiéndose de ellas. Todo este movimiento orquestal se dice que genera un sonido que llaman el canto de las dunas, y que hay quien dice que en Marruecos es sol menor.





Hicimos una parada para una meditación entre las dunas de Erg Chebbi con la puesta de sol, toda una belleza, antes de seguir hacia el campamento.


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