Nos recomendaron visitar la Playa de Santa Cristina como una de las mejores de la Costa Brava. Tiene el encanto de la pequeña playa rodeada por rocas en los extremos, con una ermita del s. XVIII en uno de ellos. Bien resuelto el acceso y aparcamiento, por cierto, hay que preparase para un buen ascenso peatonal a la vuelta que tiene su gracia.
No pudimos visitar la ermita por dentro, pero las vistas son espectaculares, junto a un pino centenario. Tiene vestigios de un asentamiento romano y desarrolla una gran tradición festiva alrededor por parte de los lloretenses, pueblo pescador, con motivo de la festividad de la santa patrona.
Se encuentran homenajes al pintor barcelonés Joan Llaverias i Labró, que plasmaba la Costa Brava hace más de un siglo navegando el litoral catalán. La belleza del lugar es tal que también la inmortalizó el valenciano Joaquín Sorolla en una de las obras de gran formato de su serie de 14 lienzos Visión de España. A lo largo de los años numerosos pintores, músicos y poetas han sucumbido a su inspiración, siendo para el escritor gerundense Josep Pla la ermita de las ermitas catalanas. “Hi ha, sobretot, l'ermita de les ermites catalanes, Santa Cristina, sota el gran pi patriarcal i venerable…”.
Comimos muy bien en uno de los restaurantes de la playa, por cierto.
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