Hoy he explorado mis raíces. Mi abuelo Curro presumía de haber ido al Rocío todos los años de su vida, desde el vientre de su madre. Hoy he cantado en el coro de la Hermandad del Rocío de Pozuelo de Alarcón, y me he hecho una foto junto al simpecado que le habría encantado. El simpecado es un estandarte que marcha delante de las cofradías de la Virgen en las procesiones andaluzas, y hace referencia al lema “sine labe concepta”, sin pecado concebida. Llevaba puesta la medalla que me regaló mi abuelo, de la Hermandad de Moguer, que se remonta al menos al s. XVIII. Va por ti, abuelo.
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