La semana pasada estuve leyendo al psicólogo Walter Riso y me sentí interpelada por algunos consejos para superar la dependencia emocional, esa que por cuestiones de apego arrastras desde la infancia. Realmente una no para de aprender a lo largo de toda la vida, y me pareció un buen momento para ponerme a prueba con algunas cuestiones pendientes.
Riso recomienda explorar, ser autónomo, hacerse cargo de uno mismo, disfrutar la soledad. Me di cuenta de que hay muchas cosas que cuando he hecho me hacen sentir bien, pero generalmente no las hago porque me da pereza, espero que alguien se movilice, y luego yo me apunto a la actividad organizada.
Un impulso más a salir de mi zona de confort. Me doy cuenta que salir de ella en lo intelectual me cuesta poco, es ya un hábito adquirido, pero hay muchas más cosas que me gustan y enriquecen en la vida, y me las estoy perdientdo mientras espero a que a alguien de mi entorno le interese hacerlas para apuntarme al plan. Cosas como ir a exposiciones, salir a dibujar, ir de excursión... Así que hice una lista con varias de ellas y me he propuesto explorar una cada semana durante tres meses, a ver qué pasa.
Ayer fui a una exposición de escultura moderna. Decidí ir en tren, porque aparcar en la Plaza de Colón de Madrid tampoco ofrecía ventajas, y formaba parte de la experimentar algo de incomodidad. No sabí ni cómo comprar el billete, un amable viajero me dio instrucciones hasta que apareció el encargado de la ventanilla.
Mujer (plana V), 1929, bronce, Alberto Giacometti.
Como había salido sobrada de tiempo llegué 20 minutos antes de que abrieran, y me senté en una terraza, pero no era acorde con el espíritu de la experiencia, así que me levanté para explorar los alrededores. Resultó que estaba al lado del Consejo General del Poder Judicial, el Museo de Cera, el Teatro María Guerrero, el Consulado Francés, el Club Financiero Génova, y toda una serie de pequeños comercios de barrio encantadores. En muchos de los sitios ya había estado antes y ni siquiera había sido consciente de su ubicación.
También encontré algunas obras conocidas de arte urbano de las que tomé algunas fotos, así que esos 20 minutos de espera se convirtieron en una deliciosa toma de conciencia.
La faz nívea de Julia, de Jaume Plensa, en la Plaza de Colón.
Las Torres de Colón del arquitecto Antonio Lamela.
La Rana de la Fortuna de dEmo, Eladio de Mora.
Vamos con la exposición. El francés Rodin, padre de la escultura moderna, y el suizo Giacometti, escultor clave del s. XX, comparten espacio expositivo en la Sala de Exposiciones Recoletos de la Fundación Mapfre. Pese a no haberse conocido personalmente, ambos coinciden en su estilo artístico con la insistencia de Sísifo volviendo una y otra vez sobre sus obras, y con la pulsión de Pigmalión, deseando que sus esculturas cobren vida.
Cabeza de la lujuria, modelo grande, 1907, yeso, Auguste Rodin.
Gran cabeza delgada, 1954, yeso pintado, Alberto Giacometti.
La entrada es gratuita para los miembros de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, lo que incluye a los miembros de Protección Civil, todo un detalle, por si os apetece un paseo cultureta por Madrid, compañeros.
Creo que fue una gran experiencia interior, no solo en lo cultural, que estuvo estupendo. La semana que viene más, aún no sé qué actividad voy a elegir de la lista, pero me da que me voy a sentir bien.
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